Peter Tschaikowsky
Teatro Regio Torino
03., 05., 07., 10., 13., 14., 16., 19. Juli 2002
Direttore d'orchestra | Stefano Ranzani |
Regia | Lamberto Puggelli |
Scene e costumi | Luisa Spinatelli |
Assistente alla regia | Nathalie Lanzarini |
Assistente alle scene e costumi | Monia Felicia Torchia |
Maestro del coro | Bruno Casoni |
Giovanna d'Arco soprano | Mirella Freni / Agata Bienkowska (5, 13) |
Re Carlo VII tenore | Keith Olsen / Viktor Lutsiuk (5, 13) |
Agnès Sorel, istitutrice di Giovanna soprano | Patrizia Orciani / Agnese Zwierko (5, 13) |
Dunois, cavaliere baritono | Piero Guarnera |
Lionel, cavaliere borgognone baritono | Carmelo Corrado Caruso |
L'arcivescovo basso | Konstantin Gorny |
Thibaut d'Arco, padre di Giovanna basso | Antonio Marani |
Raymond, innamorato di Giovanna tenore | Lasha Nikabadze |
Bertrand, vecchio contadino basso | Enzo Di Matteo |
Lauret, un cavaliere basso | Claudio Ottino |
ORCHESTRA E CORO DEL TEATRO REGIO
Nuovo allestimento Teatro Regio di Torino
LA PULZELLA
D'ORLÉANS |
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Cajkovskij cominciò a comporre La pulzella
d'Orléans alla fine del 1878, a Firenze. Lavorò allo
spartito a Parigi e poi in Svizzera, portandolo a termine nel
giro di tre mesi. La stesura della partitura lo impegnò per
altri quattro mesi, poiché - ritenendo che il suo abituale
modo di strumentare fosse troppo minuzioso per risultare
efficace in teatro - rimeditò i propri procedimenti prima di
procedere alla strumentazione. Il lavoro fu completato alla
fine di agosto 1879. ATTO I. A Domrémy un gruppo di fanciulle, tra cui Giovanna, sta celebrando la festa del villaggio. Il padre di Giovanna vorrebbe darla in sposa a Raymond, ma la ragazza sostiene di essere chiamata a una missione celeste. Il padre la accusa di essere indemoniata. Sopraggiunge un gruppo di paesani sconvolti, che recano la notizia dell'imminente arrivo dell'esercito inglese. Giovanna tranquillizza tutti con la profezia della morte del comandante inglese Salisbury, che infatti poco dopo viene annunciata da un soldato francese. La ragazza guida il popolo in una preghiera per la vittoria e la pace. Rattristata al pensiero di dover rinunciare ai propri affetti terreni, è salutata da un coro angelico che le predice che diverrà la salvatrice della Francia. ATTO II. Re Carlo VII, demoralizzato per i disastri patiti dalla Francia, cerca di distrarsi ordinando spettacoli di nani e giocolieri. L'irresponsabile monarca è indifferente ai consigli del cavaliere Dunois, che lo esorta a non perdersi nell'amore per la sua favorita Agnès Sorel, e a guidare l'esercito alla riscossa. Quando il cavaliere Lauret sopraggiunge annunciando l'ennesima sconfitta, e muore per le ferite riportate in battaglia, il re, terrorizzato, decide di ritirarsi oltre la Loira, suscitando lo sdegno di Dunois. Frattanto Giovanna ha miracolosamente guidato i francesi a una grande vittoria. Condotta al cospetto del re, dà una prova delle proprie capacità di veggente e narra di come la Santa Vergine le sia apparsa svelandole di essere destinata a liberare la Francia e a incoronare Carlo a Reims. Credendo alle sue parole, Carlo le affida le proprie armate; Giovanna riceve infine la benedizione dell'arcivescovo. ATTO III. Sul campo di battaglia Giovanna sconfigge in
duello Lionel, un cavaliere borgognone al servizio degli
inglesi. Sta per colpirlo, ma vedendone il viso se ne innamora
e lo risparmia. Anche Lionel è affascinato da Giovanna: si
arrende a Dunois e chiede di poter combattere dalla parte dei
francesi. ATTO IV. Ancora combattuta tra l'amore per Lionel e la sua
missione divina, Giovanna incontra il cavaliere, ma è
tormentata da voci angeliche che le esprimono riprovazione e
le annunciano il martirio e la redenzione finale. I due
giovani vengono sorpresi da un drappello di soldati inglesi.
Lionel muore difendendo la ragazza, che infine è catturata dai
nemici.
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La obra se estrenaba en Turín en el último título de la temporada y era prácticamente un estreno para Italia(había pasado fugazmente en dos o tres representaciones, alguna de concierto, en diversos sitios de la
península). En cualquier caso, una primera producción propia en el original ruso. Un gran esfuerzo, serio y bien preparado. En primer lugar, por la protagonista, que se tomó más de tres años para prepararlo y que con la
conciencia profesional que casi nadie hoy tiene estuvo dedicada el último año a trabajar y perfeccionar el personaje. Por supuesto hablo de Mirella Freni, que tuvo un éxito clamoroso en la primera, pero que se enfermó
luego gracias a las locuras del tiempo este año. Cuando fui yo, directamente se anuló la función ya que la protagonista del segundo reparto, a quien había logrado ver el día anterior, se enfermó a su vez. Y es triste ver
un teatro con las puertas cerradas mientras la gente comenta su frustración (era un domingo lluvioso y había venido público de otras ciudades italianas, por el título y por la Freni). Espero que la cantante se recupere
(las fotos que pude ver hablan por sí solas de su interpretación), ya que, a sus 67 gloriosos años, sigue siendo la única soprano a la altura de una tradición gloriosa que parece a punto de perderse (sobre todo si
Frittoli sigue haciendo caso a algunas elecciones azarosas de Muti). El caso es que LA DONCELLA… no es la mejor obra de su autor, porque es la más impersonal, la más "occidental". Y Peter Illich, tan denostado por "europeizante"
escribió mejor y para todo el mundo desde su mundo ruso y en especial desde Pushkin. No desde Schiller. La obra tiene sus mejores momentos en los instantes íntimos y las escenas de amor. En lo demás hay una orquesta
notable, ideas y oficio, pero el despegue cuesta y no se mantiene mucho tiempo. Tal vez con Gergiev en el podio…Pero Stefano Ranzani, un buen maestro, no es genial y a veces se arrima un poco del lado de Verdi (y sabido
es que a Tchaicovsky -equivocadamente tal vez- no le gustaba mucho la contemporánea AIDA…). Tampoco Lamberto Puggelli, que es un regisseur honesto y hábil, consiguió mucho con sus telones y proyecciones, y sólo resaltó (incluso
haciéndolo cantar entre bastidores) la inhabilidad para tratar al coro como personaje y lo estático de muchas situaciones. Y eso que orquesta y coro sonaron estupendamente. Agata Bienkowska empezó floja, creciendo y
gritando los agudos y hacia el final se había relajado y cantaba con más soltura y eficacia pero no parecía creer nada de lo que decía o hacía. En el otro extremo, el rey Carlos de Viktor Lutsiuk (mal marcado,
lamentablemente) era el gran triunfador vocal de la noche: un tenor ruso, claramente(y está cantando repertorio comprometido alemán e italiano, ignoro con qué resultados), de notables cualidades. También las tenía, pero
sin el dominio técnico, el sempiterno novio de Juana de Arco, Lasa Nikabadze. Flojos como cantantes y actores el padre, tan importante, de Antonio Marani y la amante del rey, Agnès Sorel, un personaje ya poco interesante
cuando no gratuito, interpretada a grito pelado por Agnese Zwierko. El hombre que hace vacilar las convicciones de la doncella, Lionel, era el buen barítono Carmelo Corrado Caruso, que cantaba en el idioma ruso pero
estilísticamente se encontraba mucho más cerca de Puccini. Del resto se destacaba sobre todo el bajo Konstantin Gorny en el difícil aunque breve rol del cardenal, en tanto que el importante Dusnoy de Piero Guarnera no
llegaba a convencer del todo. Una ocasión importante, malograda por los elementos naturales. Hasta la ópera siente el efecto "invernadero"…
http://www.operayre.com.ar/criticas/2002/doncella/doncella.htm